En una muestra más de su desfachatez y arrogancia, el ex gobernador prófugo de Chihuahua, César Horacio Duarte Jáquez, quien enfrenta una larga lista de acusaciones por corrupción y malversación de fondos públicos, ha vuelto a dar de qué hablar. Esta vez, no por sus múltiples crímenes y abusos contra el erario público, sino por su insólita queja ante la justicia por las «injustas» condiciones de su encarcelamiento.
Duarte Jáquez, quien se encuentra detenido mientras enfrenta diversos juicios por sus actos de saqueo y enriquecimiento ilícito durante su mandato, ha presentado una inaudita demanda ante una juez, en la que no escatima en descaro al exigir lujos y privilegios propios de un hotel cinco estrellas en lugar de una prisión. El ex gobernador, cuyos actos de corrupción dejaron en la miseria a miles de chihuahuenses, parece no tener límites en su falta de vergüenza al solicitar televisión en su celda y atención psicológica personalizada.
Mientras el pueblo de Chihuahua aún sufre las consecuencias de las décadas de corrupción y abuso de poder perpetrados por Duarte Jáquez y su red de cómplices, el ex mandatario se atreve a pedir «derechos» que contrastan dramáticamente con la realidad de quienes sufrieron bajo su mandato. Parece olvidar que sus acciones llevaron a miles de personas a la pobreza y la desesperación, mientras él disfrutaba de una vida de excesos y derroche.
Es importante recordar que Duarte Jáquez es prófugo de la justicia desde 2017, cuando huyó del país para evitar enfrentar las consecuencias de sus actos. Tras años de búsqueda, finalmente fue capturado y ahora enfrenta múltiples cargos que podrían resultar en décadas de prisión. Sin embargo, su actitud arrogante y su solicitud de comodidades en la cárcel parecen indicar que no ha aprendido nada de sus errores y sigue creyendo que puede escapar de la justicia.
Mientras las víctimas de su régimen de corrupción esperan justicia y reparación, César Horacio Duarte Jáquez se presenta ante la corte no como un hombre arrepentido, sino como un individuo que se considera merecedor de un trato preferencial en su lugar de reclusión. Esta nueva demanda solo refuerza la imagen de un político que carece de empatía y de respeto por la ley y la dignidad humana.
En un país donde la impunidad y la corrupción han causado estragos, es imperativo que la justicia prevalezca sobre los caprichos de los poderosos. La queja de Duarte Jáquez solo sirve como un triste recordatorio de la larga lucha que enfrenta México para erradicar la corrupción y asegurar que todos, independientemente de su estatus o influencia, sean tratados con igualdad ante la ley.