El Vaticano aceptó la renuncia del obispo Grzegorz Kaszak, de 59 años, de la diócesis de Sosnowiec, Polonia, luego de semanas de controversia por informes sobre una orgía en la que estuvo involucrado un sacerdote en su departamento. El Papa Francisco, sin explicar el motivo, dio luz verde a la decisión inusualmente rápida.
El escándalo salió a la luz cuando un sacerdote de la diócesis fue objeto de una investigación criminal por presuntamente organizar una fiesta sexual en su vivienda en la ciudad polaca de Dabrowa Gornicza. La prensa local informó que uno de los participantes se desmayó debido a una sobredosis de píldoras para la disfunción eréctil. Las autoridades también sospechan que el sacerdote trató de impedir la entrada de paramédicos al departamento, agravando aún más el caso.
Este no es el primer incidente relacionado con clérigos en la diócesis. En 2010, el rector en funciones del seminario de Sosnowiec estuvo involucrado en una pelea en un club LGBTIQ+, aunque se le permitió continuar en el cargo durante más de un año. Además, en marzo de 2023, se encontró el cadáver de un diácono de 26 años con signos de homicidio. Los fiscales confirmaron que fue asesinado por un cura de 40 años que posteriormente se suicidó, revelando una relación conflictiva entre ambos.
El obispo Kaszak, nombrado por el Papa Benedicto XVI en 2009, ha sido objeto de críticas debido a estos eventos. La Iglesia Católica en Polonia ha estado bajo intensa presión por denuncias de abuso sexual de menores por parte de sacerdotes, lo que ha llevado a la renuncia de varios obispos y ha manchado la reputación de la institución en la patria de San Juan Pablo II.
Este nuevo escándalo plantea interrogantes sobre la gestión de la Iglesia Católica en Polonia y su capacidad para abordar seriamente los problemas de conducta dentro de su clero. La comunidad católica y la sociedad polaca en general siguen atentos a cómo la iglesia manejará esta crisis y qué medidas tomará para prevenir futuros incidentes similares.