El Gobierno del Estado ha emprendido una ambiciosa empresa: reforzar los bordos de los ríos Florido y San Pedro. ¿El objetivo? Según el Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), Mario Vázquez, es proporcionar «tranquilidad a las familias que habitan en la zona». ¿O deberíamos decir proporcionar tranquilidad a las familias que ya habían asumido que podrían estar en riesgo por vivir cerca de los ríos?
La SCOP ha desplegado sus esfuerzos en los municipios de Meoqui, López y Coronado, mostrando una «preocupante» anticipación ante la llegada de las lluvias. No obstante, se espera que esta acción preventiva les brinde un sutil sentido de superioridad, permitiéndoles señalar el desastre inminente en otros lugares que quizás no han sido tan «previsores».
Los trabajos, que al parecer comenzaron hace «unas semanas», demuestran la dedicación del Gobierno en desafiar la inquebrantable monotonía del tiempo. ¿Quién sabía que las lluvias eran algo recurrente? El Secretario Mario Vázquez, con su característico aplomo, se adelantó a las posibles críticas al afirmar que este «trabajo» busca que los «habitantes de las comunidades cercanas se sientan seguros y protegidos». Por supuesto, porque todos sabemos que la mejor manera de enfrentar la naturaleza es simplemente sentirse seguro.
Sin embargo, no podemos evitar preguntarnos si el gobierno también está reforzando los bordos de la memoria colectiva. Las «lluvias atípicas» y los «desbordes pasados» seguramente han dejado cicatrices en la mente de la población. Pero, ¿qué mejor manera de superar esas cicatrices que con una inversión de más de 2 millones 300 mil pesos? Porque, como todos sabemos, el dinero siempre tiene el poder de mitigar el impacto emocional del pasado.
Mientras tanto, la maquinaria especializada avanza, moviéndose como un recordatorio implacable de que el tiempo y la naturaleza no esperan a nadie. Tractores D8R, excavadoras de largo alcance y camiones de volteo están en pleno uso, reforzando los puntos críticos con materiales que suman un volumen mayor a los 55 mil metros cúbicos. ¿Qué podría ser más empoderador que la visión de maquinaria pesada desafiando a los ríos? Tal vez solo la visión de una comunidad unida, manteniendo su determinación pasiva-agresiva mientras observan cómo el Gobierno estatal se apresura a corregir los errores de la naturaleza.
