El Parlamento griego aprobó el viernes una nueva ley laboral que ha generado un intenso debate en el país, permitiendo a las empresas imponer un sexto día laboral y flexibilizar los horarios de los empleados con el objetivo de adaptarlos a las necesidades de producción. La controvertida reforma, impulsada por el gobierno conservador liderado por el primer ministro Kyriakos Mitsotakis, recibió el respaldo de 158 diputados, mientras que todos los partidos de la oposición, desde la extrema derecha hasta la izquierda radical, votaron en contra.
La legislación, que ha causado una profunda división en la sociedad griega, se presenta como una medida destinada a modernizar el mercado laboral y aumentar la flexibilidad para las empresas, al tiempo que se busca abordar las horas extraordinarias no declaradas y mejorar la protección de los trabajadores.
El ministro de Trabajo, Adonis Georgiadis, defendió vigorosamente la ley durante una intervención en el Parlamento antes de la votación, asegurando que «ni elimina la jornada laboral de ocho horas ni reduce la semana laboral a cinco días». Georgiadis destacó que la flexibilización del horario permitirá a los trabajadores tener un segundo empleo de manera voluntaria, con un máximo de cinco horas diarias, además de su actividad principal de ocho horas al día.
Una de las características más polémicas de la nueva ley es la posibilidad de que las empresas impongan un sexto día laboral, lo que amplía la semana laboral de cinco a seis días para algunos trabajadores. Esta medida ha sido objeto de críticas por parte de los sindicatos y la oposición, que argumentan que podría llevar a la explotación laboral y afectar negativamente la calidad de vida de los empleados.
La reforma laboral también permite a las empresas ajustar los horarios de los empleados para satisfacer las demandas de producción, lo que ha generado preocupaciones sobre la estabilidad de los horarios y la conciliación entre el trabajo y la vida personal.
Si bien el gobierno sostiene que estas medidas son necesarias para mejorar la economía y el mercado laboral griego, grupos sindicales y manifestantes han expresado su rechazo a la ley a través de protestas y huelgas. La polarización en torno a este tema continúa siendo un tema candente en Grecia, y el impacto a largo plazo de esta reforma laboral sigue siendo incierto.
