Narges Mohammadi, la valiente activista iraní, ha sido galardonada con el Premio Nobel de Paz 2023, un reconocimiento que destaca su incansable lucha por los derechos humanos en Irán. A pesar de enfrentar la oscuridad de las celdas de prisión y las condenas injustas, su voz sigue resonando como un símbolo de resistencia y esperanza.
Ali, un joven de 16 años, todavía recuerda el día en que su madre desapareció de sus vidas. Desde entonces, Narges Mohammadi ha estado tras las rejas, condenada repetidamente por su valiente defensa de los derechos de los sin voz y su implacable oposición a la pena de muerte y al régimen de aislamiento.
Actualmente cumpliendo una condena de 10 años y 9 meses, acusada de acciones contra la seguridad nacional y propaganda contra el Estado, Mohammadi ha sido sometida a condiciones inhumanas en la notoria prisión de Evin, en Teherán. A pesar de esto, su voz no ha sido silenciada.
En una impactante grabación de audio desde el interior de Evin, compartida con CNN, se escucha a Mohammadi liderando cánticos de «mujer, vida, libertad», el lema del movimiento que surgió tras la trágica muerte de Mahsa Jhina Amini, de 22 años, bajo custodia policial. Amini fue detenida por no llevar correctamente el pañuelo en la cabeza, un acto que provocó un levantamiento en todo Irán.
Aunque las autoridades iraníes intentaron sofocar las protestas y restaurar su control, las palabras de Mohammadi continúan resonando. «Este periodo fue y sigue siendo la época de mayores protestas en esta prisión», afirmó Mohammadi en respuestas escritas a preguntas de CNN.
Fuera de las frías paredes de la prisión, la lucha por los derechos y la libertad continúa. Las recientes acciones de la Policía de moral del país, que incluyen patrullas forzadas del pañuelo en la cabeza y, en un incidente chocante, la agresión a una adolescente por no llevar velo en una estación de metro, han vuelto a encender la indignación.
Mohammadi, en comentarios recibidos antes del anuncio del Premio Nobel de Paz, expresó su preocupación por los esfuerzos del Gobierno para ocultar la verdad sobre casos como el de Armita Geravand. Sus palabras son un recordatorio contundente de que, a pesar de los obstáculos, la verdad prevalecerá y la lucha por los derechos humanos en Irán persistirá, alimentada por el espíritu inquebrantable de individuos como Narges Mohammadi.
